A veces, la persona con depresión no está en la cama todo el día. Va a trabajar, cuida de su familia, sale con amistades e incluso sonríe. Pero por dentro se siente vacía, agotada o desconectada. Esto se conoce como depresión funcional, una forma de depresión silenciosa que a menudo pasa desapercibida tanto para el entorno como para quien la sufre.
¿Qué es la depresión funcional?
Es un tipo de depresión en la que la persona mantiene sus responsabilidades diarias, aparentando estar bien, pero experimentando un profundo malestar interno. Esta capacidad para “funcionar” hace que muchas veces no se busque ayuda, ya que socialmente no se asocia esa imagen con una persona deprimida.
Señales que pueden pasar desapercibidas
- Sensación constante de cansancio o agotamiento emocional
- Falta de motivación o disfrute, incluso en actividades placenteras
- Dificultades para concentrarse o tomar decisiones
- Pensamientos autocríticos o sensación de “no estar a la altura”
- Sensación de vivir en automático, sin conexión real con lo que ocurre
- Llanto en soledad o sentimiento de vacío pese a tener una vida aparentemente estable
¿Por qué se oculta?
Muchas personas con depresión funcional se esfuerzan por mantener una imagen de fortaleza. Temen decepcionar, cargar a los demás o sentirse juzgadas. En otros casos, ni siquiera identifican lo que les pasa como una depresión: “tengo todo para estar bien, no tengo motivos para sentirme así”.
Esto puede generar una culpa añadida, reforzando el aislamiento emocional.
El peligro de la invisibilidad
Al no parecer una “depresión clásica”, muchas personas no reciben el apoyo que necesitan. Este tipo de sufrimiento silencioso puede derivar en cuadros más graves si no se aborda a tiempo, incluyendo ideación suicida.
La psicoterapia es clave para reconectar con las emociones y comprender lo que hay detrás del “piloto automático”.
Si estás cumpliendo con todo, pero sientes que por dentro te estás desmoronando, no lo ignores. La depresión funcional también necesita atención y tiene tratamiento.